«Aún en la vejez tendrán sus frutos pues aún están verdes e floridos, para anunciar cuán justo es el Señor», (Salmo 92)
Sor Eurosia Negro nació el 3 de mayo de 1923 en Candelù di Maserada (TV) y es la única superviviente de los "trillizos de siete semanas". El día de su bautismo recibió el nombre de Luigia y creció tranquilamente hasta los 19 años en la armonía de una familia cristiana sencilla y trabajadora.
Atraída por el Santo Rostro de Jesús y por el testimonio caritativo y gozoso de la Beata María Pía Mastena y de sus hermanas, entró con entusiasmo y determinación en la Congregación de las Religiosas del Santo Rostro en el año de 1943. En 1946 hizo su Primera Profesión Religiosa, recibiendo el nombre de Sor María Eurosia.
A partir de ese día inició su aventura de don generoso al servicio del Reino de Dios "en la ciudad eterna" donde, con algunas interrupciones de algunos años, vivió setenta años, hasta su decadencia física y venerable edad. Después de un largo discernimiento hizo pacíficamente el cambio hacia la comunidad de Casa Madre - San Fior, donde vivió sus últimos meses de vida, siempre con el espíritu positivo y la sonrisa que acompañó su vida de mujer consagrada, siempre vivida en entrega generosa y gozosa de sí misma con amor, sacrificio y donación.
La expresión que más brota de la mente y de los labios en este momento particular, recorriendo los largos cien años de Sor Eurosia, refleja el sentimiento del corazón de quienes la conocieron y vivieron con ella, compartiendo el mismo estilo de vida, el mismo trabajo diario, el camino de consagración y vida fraterna en comunidad: ¡Gracias!
¡Gracias al Señor por el don de la larga vida de Sor Eurosia vivida en testimonio!
Gracias por hacer de este precioso Don una ofrenda, con la consagración religiosa, haciéndolo fructificar con tu vida entregada sin medidas y reservas.
Gracias por tu testimonio de vida que sin duda ha cambiado la vida de muchos de los que han pasado por la clínica y fueron recibidos con tu sonrisa, tu acogida, tu dedicación y el trabajo realizado con generosidad, sin nunca quejarte.
Gracias porque fue y sigue siendo una inspiración para las hermanas, especialmente para las más jóvenes a quienes, con tu existencia positiva y alegre, siempre decía palabras de aliento: "Ánimo, nunca te desanimes, siempre sigue adelante. He visto muchas cosas en mi vida".
Gracias porque después de ver tantos, enseñaste que es “mejor reír” porque sólo Dios basta en esta vida y él es la roca sobre la cual contar los días para tener la sabiduría del corazón.
Gracias Sor Eurosia por estar siempre presente en las buenas y en las malas, en la alegría y en el dolor, en el cansancio y en la superación y por haber vivido tanto tiempo, junto a nosotras, testimoniando que vale la pena consagrar la vida al Rostro de Cristo, ¡buscándolo en la tierra para contemplarlo en la Gloria de los bienaventurados!
Madre Lina Freire de Carvalho