Como arcilla en las manos del alfarero, fui formado por el Señor (Jer. 18: 6). Convencida de esta Palabra del Señor, la novicia comenzó su fase formativa del noviciado. Está convencida del gran amor del Señor, que continúa trabajando en ella como arquitecto y se abandona con alegría en las manos del Señor, permitiéndose modelar según su deseo, ya que Él tiene un proyecto diferente para cada persona y en el momento establecido. que solo él sabe, se realizará.

Anticipando este día, la novicia alimenta su alegría, su entusiasmo, su experiencia más íntima de estar cada vez más cerca del Señor, buscando el Santo Rostro que la ha llamado a seguirlo.

Muchas felicidades para la novicia, que el Señor la acompañe y sea siempre dócil. En sus manos encontrarás plena alegría.

 

Hna. Yosefina Kelen, RSR